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19 Levántate, grita por las noches,
    grita hora tras hora;
vacía tu corazón delante del Señor,
    déjalo que corra como el agua;
dirige a él tus manos suplicantes
    y ruega por la vida de tus niños,
que en las esquinas de las calles
    mueren por falta de alimentos.

20 Mira, Señor, ponte a pensar
    que nunca a nadie has tratado así.
¿Tendrán acaso las madres
    que comerse a sus niños de pecho?
¿Tendrán los sacerdotes y profetas
    que ser asesinados en tu santuario?

21 Tendidos por las calles
    se ven jóvenes y ancianos;
mis jóvenes y jovencitas
    cayeron a filo de espada.
En el día de tu ira, heriste de muerte,
    ¡mataste sin miramientos!

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